¡Nos olvidamos de nuestro aniversario de 10 años de boda!

¡Qué locura, lo olvidamos!

¡Olvidamos nuestros aniversario de 10 años de bodas! ¿Sabías que Alex y yo nos casamos dos veces? La primera vez, el 21 de septiembre de 2010, en una pequeña capilla desconsagrada, había unas treinta personas, organizamos la boda en un mes (y fue simplemente perfecto), mi papá me llevó al altar con las notas de “We are family” y nuestro perro Colbie no trajo los anillos. Ese día, no todos los invitados sabían que Alex y yo nos habíamos casado oficialmente el 23 de junio en Gibraltar, donde no había necesidad de tanto papeleo (¡lo odiamos!) y con mi madre, su padre y mi hermana como testigos.

Desde que Alex me lo recordó hace unos días, he estado pensando en nuestro matrimonio hasta ahora. Los últimos años han sido difíciles. La falta de sueño nos llevó a nuestro límite: me parecía mucho trabajo, aún más compromisos, menos comprensión y aún menos complicidad. Y luego salimos para este viaje. Mágicamente, un país a la vez, nos volvemos a encontrar. Salíamos de cada ciudad con un poco más de afecto, admiración, respeto y deseo de redescubrirnos. Perder nuestra rutina de vida habitual nos ha hecho (re)encontrar el hábito de amarnos. Distanciarnos de las expectativas hacia la vida—porque no teníamos idea de qué esperarnos—nos acercó el uno a la otra. Pasar tanto tiempo juntos nos hizo comprender aún más la importancia de estar (y ser felices) con nosotros mismos.

Honestamente, no creo que haya que viajar alrededor del mundo para volver a encontrarse, pero un viaje dentro de nosotros sí que hace falta.