La leyenda dice que un monstruo estaba asustando a un pueblo, pero tenía miedo al rojo y a los sonidos fuertes: así que aún hoy en el Año Nuevo chino, las decoraciones y la ropa son rojas, y se escuchan petardos por toda la ciudad.
La danza del león es surrealista: dos leones (dos personas por cada disfraz) recorren los mercados o las casas recogiendo las donaciones de las personas: dinero en sobres rojos, naranjas y lechugas.
Luego realizan la danza del león, comen la naranja o la lechuga y escupen los restos al público o al dueño de la casa, para buena suerte. Al final, los leones revelan un pergamino con mensajes enviados por el cielo y buenos deseos (en una casa se lo dan al dueño).
Una tradición feliz, enérgica y artística para comenzar el nuevo año lunar, ¡me encanta!