María Montessori insistió tanto en la paz, porque ella vivió entre las dos guerras mundiales: para los que tenemos la suerte de no tener una guerra real cerca de casa (hay otro tipo de guerras, hechas de palabras, pero no menos violentas), casi me parece que la paz está sobrevalorada. Creo en cambio que debe ser un valor y un principio que guíe cada uno de nuestros pasos, porque cuando nos encontramos en una encrucijada o tenemos que tomar una decisión (aunque sea simplemente escribir un comentario en Instagram), si nuestro objetivo es promover la paz, incluso nuestras palabras, acciones y reacciones cambian automáticamente.
No es casualidad que haya elegido llamar a uno de mis cursos online "Educar a largo plazo", porque a veces me parece que nos olvidamos de que no estamos criando niños, estamos criando adultos: quién sabe, tal vez si les damos "la brújula de la paz" a través de nuestro ejemplo (tratándolos como individuos íntegros, ofreciéndoles una educación más informada, compuesta por más beneficio de la duda, respeto y confianza y menos "es así porque lo digo yo") realmente puedan tener la oportunidad de cambiar algo en el mundo.
Elijo creer en ello y espero que cada vez más padres y educadores decidan darle a los niños la brújula de la paz. Porque los niños, si tienen la oportunidad, elegirán usarla.