¿Por qué seguimos preguntando "¿De qué color es esto?" y otras preguntas para evaluar a nuestro hijo?
Hoy me he preguntado porque ponemos a prueba a nuestros hijos. Seguimos haciendo preguntas como “¿De qué color es esto?”.
Yo también lo hacía antes de exponerme al enfoque Montessori, estaba poniendo a prueba a mi hijo constantemente y sin saberlo.
“¿Puedes mostrarle a la abuela cómo sabes aplaudir?”
“¿Qué sonido hace la vaca?”
“¿Qué es esto? Y esto? ¿Y esto?”
No sé porque le preguntaba estas cosas. A menudo le pedía que mostrara alguna nueva habilidad o truco a demanda, tal vez me hiciera sentir buena madre que mi hijo había aprendido algo. O para presumir de alguna manera.
Y a menudo la respuesta era nula. Él no hacía ni decía nada en absoluto. Supongo que me estaba diciendo, “No acto a demanda. Voy a aplaudir, saludar y decir ‘muu’ cuando me apetezca”.
Ahora entiendo que este tipo de preguntas son una especie de prueba para nuestros hijos. Y generalmente hay solo una respuesta correcta.
Así que si la respuesta es incorrecta, no tendremos otra opción que decir: “No, esa flor es amarilla, no azul”. (Sonido de un programa de juego: wa wa waaaa)
No es exactamente lo ideal para incrementar la confianza de nuestros hijos.
Luego aprendí que a las guías Montessori no les gustan las pruebas. Usan la observación para ver a qué punto de aprendisaje está el niño, qué está practicando y qué ha dominado.
Y, curiosamente, su observación va más allá de lo que el niño sabe (su desarrollo cognitivo), pasa por su desarrollo social y emocional y más allá.
Por lo tanto, el propósito de las pruebas es obsoleto.
Entonces, ¿cuándo usaríamos una prueba?
Por ejemplo, observo que están ocupados con el color azul y están nombrando correctamente todo lo que es azul, entonces podría coger una camiseta azul y preguntarles de qué color es, a lo que estarán encantados de gritar “AZUL”.
Las pruebas son buenas si conoces todas las respuestas porque te hace sentir bien contigo mismo (como en el ejemplo del niño de 3 años que se está feliz de gritar “azul”). O también si se utilizan para ver lo que no se ha enseñado o aprendido bien, para así practicarlo más hasta que se domine. Pero, lamentablemente, raramente es así.
¿Qué podríamos hacer en su lugar?
- observar (es decir, ver cual es su nivel)
- hacer juegos (es decir, practicar lo que están aprendiendo), y
- enseñar (por ejemplo, nombrar nosotros mismos las razas de perros o árboles o flores)
Con esto no quiero que te sientas mal. O que pienses que has roto a tu hijo. Pero quizás esto te haga pensar en la frecuencia con la que, sin saberlo, evalúas a tus hijos. Y puedes empezar a preguntarte por qué lo haces y si es útil para tu hijo.
Me encantaría saber lo que piensas!